Adriana Axt no se detiene, Adriana Axt no descansa, Adriana Axt nos deleita esta vez con esta exquisita historia que, si bien yo la recordaba, no me creo capaz de narrarla con la precisión y exactitud con la que ella lo hace. Espero que disfruten de esta narración tanto como lo hice yo. Muy linda. Esta pequeña historia la van a recordar muchos porque se trata de un elemento un poco especial que lo usamos todos o casi todos en algún momento de nuestro paso por "el nido" y se trata nada más y nada menos que del colectivo (apodado La Calesita) de un color celeste claro en el que nuestros padres venían cada mediodía a almorzar. Conducido por diferentes chóferes tales como : Pastor Pérez el papá de Marcelo, Jorge Chichizola, papa de Claudia o Jorge Oliva, papá de Fabián. Si tenías suerte y el que el que manejaba era un papá de tu cuadra lo dejaba durante un par de horas “estacionado y abierto” en la puerta de su casa para que nosotros jugáramos “al colectivero” mientras ellos comían.
Para llenarlo no hacia falta mucho, con un simple grito o chiflido desaforado lo completábamos en una fracción de segundos y si alguien no acudía lo íbamos a buscar, porque... mientras mas éramos mejor. A veces un par de horas parecen poco tiempo, pero depende con la intensidad que las utilices pueden ser el mejor par de horas de tu día y básicamente era eso, sacarle jugo al elemento. Pararlo con la mano, subir, bajar, tocar su bocina a aire, hacer que dabas el boleto con unos papelitos que nos tomábamos el trabajo de hacer usándolos para la ocasión y por supuesto ¡putear al colectivero! (éramos muy puteadores y no lo podíamos hacer en un colectivo de verdad) nos dejaban liberado el comando de la puerta que abríamos y cerrábamos mil veces hasta el hartazgo solo para escuchar el ruido del aire que salía.
Ya lo veíamos venir por el camino de la entrada y cada uno se preparaba para recibir a su papá o mamá corriendo desaforados hasta que nos quedábamos sin aire para ver quien llegaba primero a la esquina, para luego colgarnos de sus cuellos y que nos lleven a “UPA” hasta casa. Ese instante de la corrida era infernal ¡éramos tantos!
Ese bondi no solo se usaba para llevar y traer a nuestros viejos también se utilizaba para trasladar a los egresados de 7mo grado a sus viajes, se hacían excursiones de pesca y de vez en cuando nos llevaba al Hogar Obrero y al Cine. En ese tiempo no era muy común tener juguetes, entonces “La Calesita” paso a ser un juguete muy preciado para nosotros por eso el papa de Fabián lo apodo con ese nombre. La verdad habría que haberles hecho un monumento a la paciencia a estos padres que se bancaban semejante indiada, porque luego de almorzar nos llevaban una vuelta a la manzana y después nos espantaban como a gallinas y se llevaban nuestro instrumento de diversión por la ruta hasta una próxima vez para volver a viajar imaginariamente hasta donde se nos ocurriera, sin plata, sin destino fijo, sin equipaje y lo mas importante libres. Gigantescamente libres....
|